Cuántas veces echamos la vista atrás y pensamos en aquello que cuando éramos más pequeños pensábamos que haríamos o habríamos hecho al llegar a una determinada edad? o cuántas veces pensamos en aquello que nos hubiera gustado hacer?
A mí, por ejemplo, siempre me hubiera gustado irme una temporada a trabajar fuera de España – estuve a punto pero me pilló un poco tarde -, vivir en un mini apartamento o estudio sola en el centro de Madrid…. también pensaba que antes de los 30 tendría mis niños, iría al gimnasio, mis amigas y yo seguiríamos quedando a tomar café los domingos…. y muchas de esas cosas no han salido según los planes.
Pero eso no significa que me arrepienta de lo que sí he conseguido hasta el día de hoy, sino todo lo contrario, estoy encantada con lo que he hecho y tengo hasta el momento y esa idea de «vida modélica» que te programas cuando eres pequeña y a medida que pasan los años, te enseña a diferenciar entre las cosas importantes y que realmente quieres y las que aunque te gustaría haber hecho, tampoco tenían tanta importancia. Esto hace que me plantee si compensa poner intenciones en cumplir tus sueños o es mejor dejarse llegar por la «marea»…. indudablemente pienso que sueños hay que tener, y hay que perseguirlos, pero creo que no hay que perder de vista la realidad y lo que la vida te brinda en cada momento!
Siempre he sido práctica y realista y poco idealista y quizá por eso piense de ese modo pero no todo es un mundo de color rosa, ni hay que ser feliz todo el rato, ni ser inconformista de manera permanente, sino que cada momento requiere de alguna de esas cosas para afrontar lo bueno y lo malo. No podemos dejar de aprovechar oportunidades porque ahora no sea el mejor momento o porque antes de hacer esto quería hacer esto otro, porque puede que eso otro no lo llegues a hacer nunca y te termines arrepintiendo de perderlo! Hay que vivir, divertirse y soñar pero no frustrarse cuando los sueños no se convierten en realidad!
Es mejor vivirlo que ver cómo otros lo hacen, no?