A mi hija le chiflan las pegatinas; me imagino que como a todos los niños!
Ella tiene especial interés por hacer montañas de pegatinas, pega unas encima de otras como sí de piezas de lego se tratara y luego te dice «mamá, mía, tore»! No sé cuál es la emoción pero debe haberla porque hay más niños que lo hacen!
Hay pegatinas de buena y mala calidad; unas sólo cogen los pelos del suelo y son incapaces de pegarse y mantenerse pegadas en un papel, otras pegan fenomenal que arrancan hasta la pintura de la pared… A nosotros se nos ocurrió comprar un libro de 1000 pegatinas, como lo oyes, 1000! Pero resulta que son de las más malas del mundo! No pegan ni con mucho empeño y ni siquiera pegan con pegamento de barra!!!! Y tenemos 1000!!!!
Total, que están como papelitos por todas partes! Coges cualquier papel o revista y caen como moscas al suelo!!! En el suelo, en el coche, en el bolso… siempre encuentro pegatinas! Desesperante!
Pero no sabemos muy bien cómo un día llegué a la oficina con un cocodrilo pegado en los pantalones! Era esa la única pegatina de todo el libro, de las 1000, que pegaba que aguantó, metro y todo para llegar hasta la oficina? Estaba bien pegada!
Mirar en la foto lo guapa y bien decorada que me deja mi hija! Claro, no me puedo ni mover porque sí se caen me pega más y me regala!!! Jejeje! Y qué decir de cómo se me ocurra estornudar! Ya tenemos pegatinas por casa para una semana!