Cuando te invitan a cenar a casa de alguien no puedes llegar con las manos vacías, al menos eso me han enseñado desde pequeña y aunque voy como una loca de un lado a otro con los peques, la oficina, la casa y las manualidades varias y lo pensé tarde, mereció la pena quedarme hasta las tantas el día anterior para terminar a tiempo mis regalitos.
Como se trataba de un reencuentro con personas a las que hacia tiempo que no veía y a las que tenía muchas ganas de ver, qué mejor que hacerles un regalito a cada uno de los invitados (no éramos muchos)!
A la anfitriona unas botellas recicladas decoradas con decoupage aptas para poner el agua en la nevera y sacarlas a la mesa directamente. A todas un cuadernito personalizado.
Creo que gustaron bastante!